lunes, 25 de octubre de 2010

TERCER ANIVERSARIO DEL BLOG

Tal día como hoy, hace tres años, Más que Fotogramas nació en la red de redes. Así que, ¡felicidades! Y ojalá que cumplas muchos, muchos más. Sólo me queda dar las gracias a la gente que durante estos tres años siguen esta bitácora virtual, y también a todos los que os habéis ido incorporando a lo largo de todo este tiempo. ¡Gracias!
Reconozco que este año no ha sido muy prolífico en cuanto a entradas, pero me he propuesto acabar con esta sequía. ¡A ver si lo consigo! 

lunes, 18 de octubre de 2010

"VIENTO DEL ESTE, VIENTO DEL OESTE" DE PEARL S. BUCK


Mientras ordenaba las estanterías de mi habitación encontré un ejemplar de Viento del este, viento del oeste. El tomo tenía las páginas amarillas y los picos de las tapas curvados; era de mi madre, y ella se lo leyó cuando tenía mi edad. Me lo llevaba recomendando desde hace mucho tiempo, antes incluso de que me dejara el libro hace unos años y lo guardase en las estanterías. El caso es que estaba ordenando los libros de mis estanterías; lo cogí, hojeé algunas páginas y decidí que era el momento de leerlo. Y, además, me apetecía. Las madres nunca se equivocan, o casi nunca: El libro me gustó mucho. Puede viajar hasta el lejano oriente a través de sus páginas; uno se da cuenta leyéndolo de cuán diferente es la cultura china de la nuestra: En la forma de vida, los patrones de belleza, la gastronomía, etc.
Viento del este, viento del oeste es un título que ilustra correctamente de qué trata la novela. El libro tiene como protagonista a una rica familia china y nos relata los conflictos que en ella se desatan cuando los intereses de los padres y de los hijos se oponen completamente. Se enfrenta las tradiciones antiguas, el viento del este, contra una corriente de pensamiento llegada de occidente – el viento del oeste.
Pearl S. Buck, una de las escritoras más leídas del mundo, es la autora de la obra. Nació en los Estados Unidos aunque cuando era muy pequeña su familia decidió irse a vivir a China; de esta manera, ella creció y vivió en contacto con la cultura del país. China le apasiona o, al menos, es un tema que le dará para cinco novelas más. Según los expertos, las obras que se agrupan bajo el tema chino son las mejores de toda su obra; entre las más destacadas están La madre (1934), que versa sobre el espíritu de supervivencia de una heroína anónima, o La buena tierra (1931)– que escribió en tres meses en 1930 – con la que ganó el premio Pulitzer en 1932.
La novela refleja un pensamiento algo etnocentrista; al leerla me dio la sensación de que se mostraba la cultura occidental como tolerante y abierta mientras que la oriental era todo lo contrario: Los occidentales pueden casarse con quién  aman, las mujeres son más libres, etc. Desde mi pensamiento europeo occidental, yo también pienso que la cultura china que se muestra en el libro está a años luz de la nuestra; sin embargo, si lo miramos todo con lupa, se puede observar que lo que pasaba en ese momento en China también pasaba aquí, ¡y hasta hace bien poco! Sin ir más lejos, no fue hasta 1931 cuando se aprobó durante la II República española el sufragio universal femenino  (y ganó por 161 votos frente a 121 que estaban en contra).
Viento del este, viento del oeste es una crítica a la situación de la mujer, en ese momento, en el gigante asiático. Ella es la encargada de servir a su marido, la que se encarga de la casa, la que prepara el té. Nunca entenderé porque todas las culturas siempre son tan machistas; ¿por qué es una característica común que se repite? Es sorprendente, de verdad. Por suerte, aunque los más apocalípticos y apocalípticas lo nieguen, la situación de la mujer en el mundo se va incrementando favorablemente. Los resultados van poco a poco, no se puede cambiar todo en un día, pero el grano hace granero. ¡Ojalá nos despertáramos algún día y no existiera ningún tipo de discriminación por razón de sexo, etnia, orientación sexual o religión!
Me parece muy acertado el uso de la primera persona para la narración de los hechos. Si hubiera usado un narrador omnisciente no nos podríamos haber metido en la piel de la protagonista, los lectores y las lectoras no podríamos meternos en la visión de la protagonista.  La acción es rápida, hay pocas descripciones y breves diálogos; esto que hace que la novela sea ligera y nada pesaba. Está fantásticamente bien escrito, en definitiva.
Tengo que agradecer a mi madre esta recomendación; si no te lo has leído, y te ha interesado está entrada, nunca es tarde para hacerlo. ¡Disfrútalo!

sábado, 16 de octubre de 2010

THE LION KING: THE LONDON PRODUCTION.

En el Lyceum Theatre, una sala ubicada en pleno corazón de Londres, se representa The Lion King desde el año 1999 – vamos,tiene la misma edad que el restaurante Cañas y Tapas. Un domingo del mes de septiembre, cuando aún estaba en época estival, tuve la oportunidad de asistir a verlo. Eran las tres de la tarde y la sala estaba llena; sí, a una hora tan intempestiva para ver un musical la sala estaba llena. Una buena señal y una prueba más de que los ingleses siguen haciendo oídos sordos a los beneficios que tiene echarse una siesta. Yo soy como ellos, que conste, porque tampoco duermo la siesta.
Las entradas para un musical en Londres son caras, así que si vas no te esperas a encontrar unos precios de risa. No te dejes engañar por los grandes descuentos que hay en las tiendas de venta de entradas con descuento, nunca les quedan las de precio reducido y muchas veces el precio es más caro que en taquilla; yo siempre opto por comprar las entradas en el teatro.La butaca dónde me senté para ver el musical estaba muy bien, al menos yo pensé que íbamos a estar más lejos del escenario. En realidad, no tuvimos más remedio que escoger eras: Eran las más baratas que había dentro de los asientos que estaban libres. No hay mal que por bien no venga, como quien dice.
La recreación de los personajes de la majestuosa sabana africana es el aspecto más original del show. Para ello se han ayudado de marionetas, máscaras y el fantástico decorado; el resultado espectacular. Julie Taymor, directora de la versión de Broadway (la primera que se estrenó, y el modelo del resto de versiones), explica que la historia que cuenta el musical presenta una historia con animales con cualidades muy humanas. Esta es la razón por la que decidió que las máscaras y marionetas no ocultaran a los actores; de esta manera se podría reflejar al mismo tiempo los dos lados de los personajes, el humano y el animal. Esto me parece una gran idea porque cuando voy al teatro me gusta ver los rostros de los actores y actrices. Además, han conseguido que me crea que un niño y una niña son en realidad unos jóvenes cachorros de león. Las más graciosas, por cierto, son las girafas: Parecían que estaban viejas y llevaban bastones.
Las canciones y la mayoría de los diálogos son exactamente los mismos que los de la película, aunque también se han incluido escenas nunca vistas en la versión cinematográfica. Todos los actores y actrices cantan muy bien, de eso no hay duda; Circle of life y I just can’t wait to be King fueron los números musicales que más me gustaron y, más concretamente, la segunda. Todos los actores que estaban en escena aquel día (y digo esto porque rotan y es difícil saber quién está exactamente en el escenario) estuvieron magníficos. Me llevo un buen recuerdo especialmente de Simba y Nala de pequeños, Zazú, Timón y Pumba. ¡Un fuerte aplauso para todos ellos!
No me arrepiento en absoluto de haber ido, me encantó. Hacía mucho tiempo que no veía un musical como ese, me gustó mucho. Y lo sé a ciencia cierta porque si escucho muchas veces la banda sonora de un musical significa que me ha gustado, y eso no me pasaba desde hacía mucho tiempo. No es mi favorito, ni mucho menos, pero si tienes ganas de ver un musical este no te lo puedes perder. A mí me gustó más que The Phantom of the Opera ( el otro musical que he ido a ver a Londres), aunque también hay que decir que del otro me perdí la mitad de los diálogos porque no los entendía, que veía a los actores como hormigas y que las butacas eran asquerosamente incómodas. En definitiva, que no te lo pierdas: Un musical que sigue fresco después de más de diez años de representación ininterrumpida. ¡Sin duda, es uno de los reyes del West End!

jueves, 7 de octubre de 2010

CAMBRIDGE

A unos ochenta kilómetros al noroeste de Londres, en la zona del Anglia Oriental, se asienta una villa cuyo origen se remonta a la Edad de Bronce. Cambridge, así se llama; la capital del condado de Cambridgeshire es conocida en todo el mundo por su universidad, la segunda de habla inglesa más antigua del mundo. Hasta allí me fui para realizar un curso de inglés, durante dos semanas, el pasado mes de Septiembre. No viajé solo; en esta loca aventura hacia la Gran Bretaña me acompañó mi buen amigo Miguel, con quién compartí muy buenos momentos.
Cambridge respira tranquilidad y, a la vez, rebosa de actividad en sus calles. Hay muchos sitios que ver, calles que patear y parques dónde sentarse. King’s College Chapel es un lugar que no hay que perderse; que no te eche para atrás el precio de su entrada, la visita por la preciosa catedral resulta muy agradable. Lo mismo podríamos decir del Fitzwilliam, museo que alberga una colección muy variada compuesta de antigüedades (restos arqueológicos procedentes de Egipto y Grecia), pinturas, dibujos, grabados, libros, monedas y medallas. Entre los artistas de las obras que allí se exhiben se encuentran las de un célebre pintor español: Bartolomé Esteban Murillo. De lo mejorcito de Cambridge, el museo me gustó mucho. ¡No te lo pierdas! Y de la tranquilidad de un museo, cambiamos de tercio y nos vamos al río. Es allí donde se puede hacer una de las actividades más típicas de la ciudad: Punting. Súbete a una batea y, si eres valiente, conviértete en el punter de tu embarcación. Siéntete como un gondolero veneciano navegando por el río gracias a un palo que, una vez presionado en el fondo, permite que lo conduzcas hasta dónde el marinero de agua dulce desee. Aunque parezca mentira, tiene mucha complicación. Yo no lo pasé muy bien como punter; estaba pensado en que me iba a caer, no tenía la fuerza suficiente para mover el palo y encima hice que mi batea se chocara con otras.
Como ciudad universitaria que es, Cambridge tiene colleges por doquier. Nosotros entramos en uno cuya fachada era de un ladrillo muy rojizo y tenía un enorme jardín con bancos. La hierba crecía fresca y verde, y en algunos bancos estaban grabados los nombres de algunos estudiantes que murieron. Ese mismo college tenía en uno de sus edificios una torre con un reloj. Me sorprendió mucho, incluso me recordó al famoso Big Ben. A las dependencias de edificio no pudimos pasar, evidentemente, pero llegué a ver que había un gran comedor que se asemejaba al de las películas de Harry Potter. Luego me enteré que estaban empezando a ofrecer a personas ajenas al college la posibilidad de cenar al estilo Harry Potter.

No nos podemos olvidar del mercado que había en Market Square: Vendían comestibles, flores, libros y discos. Encontramos allí un puesto de productos españoles dónde vendían jamón, queso, etc. Un día que estábamos dando una vuelta con unas amigas después de una excursión por la ciudad, dimos con un puesto que vendían chocolates, caramelos y chucherías. Allí nuestra amiga japonesa compró una bolsita de fudge, también conocido como dulce de leche. Estaba delicioso; de hecho pensé en comprarlo el último día para traerlo a casa, pero al final no lo hice. Puede parecer que los fudge sean típicos de allí pero en realidad provienen de Estados Unidos. Resulta curioso que nacieron por un error a la hora de hacer caramelo; por eso lo llamaron así, porque fudge es inglés significa <>.

Todo esto y mucho más es lo que hice en la ciudad. Sólo me quedan las fotos y los buenos recuerdos que traje conmigo, ¡hasta pronto Cambridge!