martes, 12 de abril de 2011

HABEMUS PRESIDENTE. ¿QUÉ PASA CON INTERNET?



Enrique González Macho, de 63 años, ha salido victorioso en las elecciones a presidente de la Academia de Cine. El productor y exhibidor ha ganado por una amplia mayoría – 256 votos frente a los 101 que obtuvo la candidatura encabezada por Bigas Luna – en unas elecciones que han obtenido un récord histórico de participación: Sin ir más lejos, en las pasadas elecciones no se llegó a contar más de 150 votos.

Tras la votación, González Macho ha comparecido ante varios medios de comunicación para exponer las ideas que tiene para la Academia: “Hay muchas cosas que necesitamos, lo primero son buenas películas que conecten con el público, más y mejores. [...] También hay que trabajar con los medios, hay que comunicar mejor y hacer docencia para que se conozca el proceso de comercialización del cine, para que se den noticias que se ajusten más a la realidad”.

No hay duda de que el nuevo presidente pretende continuar con lo que se ha venido haciendo largo tiempo y que van a seguir echando la espalda a Intenet. Parece ser que los Académicos no les ha gustado las ideas del anterior presidente en el cargo, Álex de la Iglesia, quién tuvo que anunciar su dimisión tras sus desavencencias con la Ley Sinde (un epígrafe de la Ley de Economía Sostenible que pretendía regular las descargas ilegales en Internet). El realizador vasco estuvo en un principio a favor de dicha ley; sin embargo, tras una serie de reuniones entre las personas que estaban en contra de la misma, se dio cuenta de que tenían todos muchísimos puntos en común y les dio la razón en algunos puntos como en lo referente a que la oferta legal no era suficiente o en lo de que el modelo de mercado necesitaba ser modificado y corregido. Y esa es la razón por la que tuvo que anunciar su dimisión, y porque estaba actuando por su cuenta cuando su figura representaba a los cineastas.

Para mí Alex es y será el mejor presidente de la Academia que hemos tenido hasta el momento. Fue el primero que dejó de ser más que un mero jarrón decorativo que soltaba un pequeño discurso en los Goya; y no sólo eso, es de los pocos cineastas que conozco que ha tenido la decencia de sentarse con personas que no comparten su mismo punto de vista con respecto a los derechos de autor. Estoy seguro de que el puesto que deja, el de presidente o presidenta de la Academia, va a volverse un puesto mucho más mediático: No sólo porque el director de Balada triste de trompeta lo convirtiera así sino por las circunstancias (ya saben, las regulaciones que se están dando para frenar la descargas).

Parece que a los académicos no les ha gustado esto de Internet porque la candidatura que ha ganado no parece que vaya a innovar mucho las líneas que ha seguido la academia los últimos años: Hacer mejores películas, atraer más público a las salas, etc. Y en cuanto al tema de Internet, Enrique González Macho ha querido restarle importancia afirmando que “va a haber debate pero no va a ser el debate”. Vamos, que todo quedará en un segundo plano.

No entiendo porque hay tantos cineastas que se cierran tanto a lo de Internet. Bien es cierto que por el momento no resultaría un negocio muy rentable debido a que hay demasiadas páginas que te ofrecen los productos gratis, y que habría mucha gente que optaría antes por esa última opción – aunque conllevase una pérdida notable de calidad. Es normal que las productoras no vean muy rentable esa vía y, sobre todo, teniendo en cuenta que ofrecen películas o series en Internet – un ejemplo de ello es Filmin, portal en el que puedes ver películas independientes en streaming [página que, por cierto, fue impulsada por González Macho ] – no han tenido una gran aceptación. Y eso que las películas que ofrecen, siento decirlo, no las ofrecen páginas de enlaces como Peliculasyonkis.

Ante tanta incertidumbre, ¿qué hacer? Nadie tiene una respuesta pero, obviamente, no creo que lo mejor sea no hacer nada ni esperar. Yo creo que la clave no es llevar todo el cine a Internet sino situarla como una opción más para consumir películas, series o música. No creo que el Internet vaya a acabar completamente con el consumo en las salas de cine ni siquiera acabará completamente con el formato físico. Ahora, otro de los problemas que habría que revisar son los precios, que en muchas ocasiones son excesivos. En primer lugar, porque el público mayoritario son los jóvenes y no somos un colectivo que se caracterice por estar forrados, precisamente; y, en segundo lugar, porque es muy caro incluso para Emilio Botín.

Para mí, esa serían las dos claves con la que comenzar un cambio necesario: Internet como una opción más, y no como la única, y reducir el precio de las entradas o las descargas. No sé si eso será lo mejor, pero lo que está claro es que cualquier cambio sea beneficioso para todo el mundo… que no haya ningún gran perdedor, vaya. Eso sí que estaría genial.

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