sábado, 3 de octubre de 2009

"MAR ADENTO" DE ALEJANDRO AMENÁBAR


Mar adentro,
mar adentro.

Y en la ingravidez del fondo
donde se cumplen los sueños,
se juntan dos voluntades
para cumplir un deseo.

Un beso enciende la vida
con un relámpago y un trueno
y en una metamorfosis
mi cuerpo no es ya mi cuerpo,
es como penetrar al centro del universo.

El abrazo más pueril
y el más puro de los besos
hasta vernos reducidos
en un único deseo.

Tu mirada y mi mirada
como un eco repitiendo, sin palabras
'más adentro', 'más adentro'
hasta el más allá del todo
por la sangre y por los huesos.

Pero me despierto siempre
y siempre quiero estar muerto,
para seguir con mi boca
enredada en tus cabellos.

Este poema fue escrito por el verdadero Ramón Sampedro, y fue tomado por el genial director Alejandro Amenábar para darle título a la película.

La historia del marinero gallego tuvo una gran repercusión en España; ya que fue la primera persona que pidió el derecho a morir en España, abriendo el debate sobre la eutanasia. Inmovilizado desde los 25 años por un accidente en las playas gallegas, Ramón quedo tetrapléjico tuviendo que guardar cama durante años hasta su muerte mediante el uso de cianuro.

Javier Bardem encarna al marinero maravillosamente bien, y la caracterización es fantástica. Belén Rueda, papel por el que ganó un premio Goya como Mejor Actriz Revelación a los 40 años, interpreta a la abogada que va a llevar el caso y que se enamora de Ramón. Lola Dueñas, una de las mejores actrices de la película, encarna a una mujer que conoció a Ramón cuando vió a éste en una de sus primeras apariciones en televisión proclamando su derecho a morir dignamente.

Basado en la historia real del propio Ramón, Alejandro Amenábar presenta una película dramática, que atrapa, demostrando su valía como director y contando una historia de un hombre que quería morir.

A pesar de que desde lejos parecía aburrida, Mar Adentro es una de las mejores películas de los últimos años. Un trabajo muy artesanal, que se basa en un buen guión, en una buena dirección y en una grandiosa interpretación de los actores (excelente trabajo de Luis San Narciso). Lo que más me impresionó del filme fue como Amenábar consiguió hacer unos planos tan perfectos y geniales cuando gran parte de la película se desarrolla en la habitación de Ramón Sampedro.

Alejandro Amenábar dijo en Versión Española, programa dónde emitieron el filme, que el personaje de Belén Rueda fue el conjunto de varios personajes de la vida real, que se enamoraron de Ramón. Y Belén Rueda, que también asistió al programa, dijo que le hubiera gustado conocer al personaje porque cree que "nos hubieramos llevado bien".

Y finalmente, lo que hace está película buena también es por el mensaje que porta: La eutanasia. Un problema que no es común, pero que está ahí. Yo me pregunto, ¿tenemos derecho a morir cuando queramos? ¿Tenemos que pedir a un juez el permiso para suicidarnos? Este asunto es bastante peliagudo. Por un lado, hay que tener en cuenta si esa persona está cuerda. Suponiendo que esa persona está en su sano juicio, y es ella la que va a realizar el actor de matarse opinio que tiene todo el derecho y todo el deber del mundo a hacerlo, siempre y cuando se lo haya pensado mucho y no sea una decisión a la ligera o un capricho.

Por otro lado, lo que me preocupa es si para suicidarse se necesita el apoyo de una o mas personas, como es el caso de Ramón Sampedro. Ahí habría que tener en cuenta también una serie de factores, entre los que se incluyen los que he mencionado antes; y, por extensión, estos factores tendrían que ser aplicables a las personas que van a ayudar en el proceso. Creo que si las personas y la persona que se va a suicidar se ponen de mutuo acuerdo, se tiene muy claro lo que se va a hacer, y si va a ser mejor para la persona en cuestión, tendría que tener derecho. Ahora, considero que aprobar esto por ley es complicado pero no tendría que haber una ley que lo impidiera.

En resumen, una gran película a las que podrás sacarle muchas conclusiones.


3 comentarios:

Miguel dijo...

En primer lugar, hay que decir que cuando estaba vivo a Ramón Sampedro no le hizo caso nadie. Estuvo sólo, luchando. Su caso es de película, ya que no podía suicidarse él sólo ni tampoco quería seguir viviendo. Lo cual no quiere decir que haya una verdadera demanda social al respecto. No creo que deba obligarse a los médicos a que apliquen la eutanasia. Por encima de ella está su conciencia. Si los hay que estén dispuestos a hacerlo y legalmente se dan las condiciones, que cada uno decida sobre su vida. Ahora, darse por vencido a mitad del camino impide ver el final de la senda. Casos como el de Ramón Sampedro se han podido reuperar con los años logrando una vida digna. Pero, en cualquier caso debe prevalecer la libertad, es decir, la posibilidad de uno de decidir sobre su propia vida.

C. (@el_croni) dijo...

te lo agradezco, pero ahora mismo creo que no tengo nada interesante que contar, y me da mucha vergüenza con estas cosas. quién sabe si en un futuro, si todavía te interesa la entrevista... gracias por tu interés de todas formas

Miqui Brightside dijo...

mar adentro? no por favor
mira mi última entrada, el monólogo de esa película ya te demuestra lo buena que es